martes, 30 de septiembre de 2008

Máscara de Tlahualil

Se terminó el mes de septiembre y para finalizar el tema en mi fotolog de este mes, festejo con una foto donde me prestaron una máscara de Tlahualil, estaba muy contenta pero no se me ve la sonrisa.

Un pedacito del Centro de Guadalajara

Transitando por el centro de la ciudad en la que vivo, sobre el auto esperando el verde para avanzar, me guardé estos dos paisajes urbanos para mi colección de fotos. Esquina de la Avenida López Cotilla cruce con la Av. Alcalde a unas cuadras de la catedral de Guadalajara, Jalisco, México. Agosto 29 de 2008 hace un mes, un día.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Cartoon de Chela

Los mexicanos nos caracterizamos por el ingenio tan peculiar que tenemos. Me encanta encontrarme con éste tipo de diseños gráficos que son dignos de admiración.

Original: Cartoon Network.
Copia con ingenio mexicano: Cartoon de Chela.

viernes, 26 de septiembre de 2008

El Diario de El Chavo del Ocho



Luego uno se pregunta ¿de dónde se me ocurrió eso cuando era niña?. Cuando estaba chiquita como de tres o cuatro años y bien lo recuerdo, agarré una cobijita de mi casa y le pusé mis cosas más preciadas encima (juguetes, un libro de iluminar y crayones), las envolví y amarré con un nudo las cuatro esquinas de la cobija, las colgué de un palo y le dije a mi mamá y mi papá que yo ya no quería vivir con ellos, que ya me iba de la casa para vivir sola, mi mamá me abrió la puerta de la casa y me dijo "¿Ah eso es lo que quieres? Muy bien vete, haber como te va". Dí unos pasos y no tardé ni cinco minutos cuando me regresé y sin decir nada me fui a mi cuarto, no recuerdo que pasó después, el chiste es que me quedé viviendo con mis papás como debe de ser en la vida de una niña de 3 ó 4 años.

Hace poco ya con mis 26 años, un domingo caminando por "El Baratillo" de la ciudad, me encontré el libro "El diario de El Chavo del Ocho", costaba $20.00 pesos, baratísimo como son siempre las cosas en este lugar, total que lo compré. Me divirtió mucho leerlo por que es como si estuviera viendo el programa de televisión como hace muchos años. El libro es muy divertido y si disfrutabas de la serie, tienes que leerlo, no te tomará más de un par de horas. El año pasado el autor vino a la FIL a presentar otro libro y me arrepentí de no haber podido ir a conocerlo en persona. Creo que la mayoría de personas en los ochentas cenaban viendo "El Chavo del Ocho", al menos en mi familia así era, aunque a mi mamá le caia gordo, siempre decía eso pero, todos los días lo veíamos. Me dieron muchas ganas de ver otra vez el programa y buscando videos en youtube me encontré éste y fue entonces que entendí de donde venía mi idea de irme de la casa de esa manera, claro a mi no se me acusaba de nada pero la idea del palo para viajar estoy segura que de aquí salió.




Roberto Gómez Bolaños es el creador de esta serie de televisión, es un genio. Yo hace poco me acabo de enterar que su apodo es porque era tan creativo y buen escritor que le decían que era el Shakespeare chiquito por su corta estatura (1.60m) entonces ya adaptándolo al mexicano le pusieron "Chespirito". El era el intérprete de sus propios personajes en pantalla como "El Chapulín Colorado" y "El chavo del ocho" aunque hoy solo quiero hablar del segundo. El programa dejó de producirse hace muchos años incluso algunos de los actores que interpretaban diferentes personajes ya ni siquiera viven. Hace dos años en octubre de 2006 se presentó en toda latinoamérica "La serie animada de el chavo del ocho" producida por Ánima Estudios que ha servido para que las nuevas generaciones tengan un acercamiento a la serie.

Este video es el primer capítulo de la serie aunque los personajes fueron puliéndose y los vestuarios fueron cambiando con el tiempo, la escencia es la misma.


El Diario de El Chavo del Ocho
Autor: Roberto Gómez Bolaños
ISBN 970-731-094-4
Video 1 usuario: VitoRiddle
Video 2 usuario: Darkchrono

miércoles, 24 de septiembre de 2008

La piña

¿ Y qué hace una piña en la esquina de una calle?

Arquitectura Retícula



Fresa a bordo

Otra moda de poner calcomanías graciosas en los autos. Negociazo.

Pollo rostizado

Curiosa la moda de poner la R y la N al revés.

martes, 23 de septiembre de 2008

Árbol cansado

Viernes 19 de Septiembre de 2008

Érase una tarde nublada y lluviosa en Guadalajara. De pronto la luz se fue, ¿a dónde? ¿quién se la llevó?, nadie lo sabía... De pronto tocan a la puerta interrumpiendo nuestra platica ñoña con el soundtrack de las gotas cayendo: "Se cayó un árbol sobre unos carros, por si quieren revisar si alguno es el de ustedes". Salimos rápido a la calle. El enorme y viejo árbol se sintió demasiado cansado por los años que cargaba y le molestó tanto la lluvia que decidió pasar a mejor vida, cayendo sobre 3 autos y llevándose la luz de nuestra oficina.

La luz regresó hasta el lunes por la tarde. El poste de teléfonos hasta hoy martes sigue a punto de caerse como se ve en las fotos, el árbol cansado ya está hecho pedacitos descansando en paz esperando el tren hacia la otra vida donde ahora será papel de alguna otra oficina con luz.















Silla Amarilla


Silla Amarilla

Encuentra una cara No. 31

Un buzón con cara de Robot. Y un moñito en la cabeza.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Mi trabajo

Cuando vi este letrero me inmediatamente me imaginé el diálogo:

Sahuayo, Michoacán Lunes 5:00am

Esposa: "¿¡¡¡ Qué horas son éstas de llegar a la casa viejo !!!?"
Esposo: "Andaba ocupadísimo en Mi Trabajo vieja, no te enojes"

Taquería EL PRIMO

Lo que me encanta de viajar a ciudades tan pequeñas o pueblitos es la variedad de letreros peculiares que me encuentran.

En este hay peculiaridades:

Bolcanes se escribe: Volcanes
Grasias se escribe: Gracias

La tercera te toca encontrarla a ti. !Suerte¡

jueves, 18 de septiembre de 2008

Fernando González Gortázar / LA GRAN PUERTA

Fernando González Gortázar, Arquitecto, Urbanista y Escultor

Después de casi dos años dedicados a su restauración ayer miércoles 18 de Septiembre fue la reinauguración de LA GRAN PUERTA conocida popularmente como "La Puerta Amarilla" o "El Monumento Amarillo", obra del Arquitecto, Urbanista y Escultor Jalisciense Fernando González Gortázar en el Parque Amarillo ubicado en los cruces de las calles Juan Zubarán y Jesús Romero Flores en la Colonia Jardines Alcalde en Guadalajara, Jalisco, México.

En el evento estuvieron presentes alrededor de 500 personas, disfrutando de una verbena popular con churros con azúcar, papitas fritas, tostadas, tacos y muchos más antojitos mexicanos de cortesía. Alfonso Petersen Farah, Presidente Municipal de Guadalajara, César Omar Navarro, Presidente de la Junta de Colonos y el diputado Jorge Salinas Osorno estuvieron presentes también.

Al bajarse de su auto escoltado por personal de seguridad, Fernando González Gortázar se quedo tomándose fotos con los asistentes al evento y firmando libros con sus obras al mismo tiempo que platicaba anécdotas sobre su gran obra. "El proyecto La Gran Puerta comenzó en el año de 1968 y hasta 1969 inició la construcción. Fue mi primera obra, mi redefinición vocacional, Hoy no solo se restauró sino que se le arreglaron detalles que desde el principio no estuvieron bien, se puede decir que ahora si la puerta está por primera vez como debería de estar desde un principio. Si los niños la quieren usar como resbaladilla, adelante que la usen"
La reinauguración comenzó a las 7:50pm en la concha acústica del parque. Mientras los que acompañaban al Arquitecto daban algunas palabras al público otras personas se encargaban de levantar el castillo pirotécnico que se prendería al develar la placa a un costado del monumento.

Fernando González Gortázar y Alfonso Petersen Farah

Enseguida un video donde Fernando González Gortázar nos platica la experiencia de haber construido "La Gran puerta".





Finalizó su discurso diciéndo que se sentía muy orgulloso de que los colonos adoptaran el monumento como suyo con tanto cariño. También dijo: "No es una obra fuera del alcance, sino unida a la vida cotidiana. Si la utilizan como resbaladero me parece extraordinario; para eso se hizo". Después todos los presentes nos dirigimos al monumento y la fiesta siguió con la develación de la placa, la prendida del castillo pirotécnico y el corte del listón.





González Gortázar aprovecho su visita a la ciudad y convivió charlando y tomándose fotos con los asistentes después de dar como finalizado el evento. Los niños no aguantaron las ganas de estrenar el monumento y comenzaron a resbalarse como antes de que estuviera a punto de caer, pero ahora con permiso del autor. Yo como siempre aproveche para tomarme la foto con semejante celebridad y me fui muy contenta a cenar a mi casa.


Para ver la nota sobre LA GRAN PUERTA en el periódico El informador da clic AQUÍ.
Para ver la nota sobre LA GRAN PUERTA en el periódico La Jornada da clic AQUÍ.

El viaje del elefante / José Saramago

José Saramago ha terminado un nuevo libro: El viaje del elefante. Saldrá a la venta en el otoño de este año. En su página oficial hay un fragmento del libro como adelanto para los seguidores del escritor que quieren leer ya aunque sea un poquito a continuación lo comparto contigo:


El viaje del elefante - Fragmento

No sopla viento, sin embargo la niebla parece moverse en lentos torbellinos como si el propio bóreas en persona, la estuviera soplando desde el más recóndito norte y desde los hielos eternos. Lo que no está bien, lo confesamos, es que, en situación tan delicada como ésta, alguien venga y se ponga a sacarle lustre a la prosa para añadirle algunos reflejos poéticos sin asomo de originalidad. A esta hora los compañeros de la caravana ya han notado la falta del ausente, dos se han declarado voluntarios para retroceder y salvar al desdichado naufrago, y eso sería muy de agradecer si no fuese por la fama de poltrón que le quedaría para el resto de su vida, Imagínense, diría la voz pública, el tipo allí sentado, esperando que apareciese alguien a salvarlo, hay gente que no tiene ninguna vergüenza. Es verdad que estuvo sentado, pero ahora ya se ha puesto en pie y ha dado valientemente el primer paso, la pierna derecha primero, para exorcizar los maleficios del destino y de sus poderosos aliados, la suerte y la casualidad, la pierna izquierda de repente dubitativa, y no era caso para menos, pues el suelo ha dejado de verse, como si una nueva marea de niebla hubiese comenzado a subir. Al tercer paso ya no consigue ver ni siquiera sus propias manos extendidas hacia delante, como para proteger la nariz del choque contra una puerta inesperada. Fue entonces cuando se le presentó otra idea, la de que el camino tuviera curvas a un lado y a otro, y que el rumbo adoptado, una línea que no sólo quería ser recta, una línea que también quería mantenerse constante en esa dirección, acabara conduciéndolo a páramos donde la perdición de su ser, tanto la del alma como la del cuerpo, estaría asegurada, en el último caso con consecuencias inmediatas. Y todo esto, oh suerte malvada, sin un perro para enjugarle las lágrimas cuando el gran momento llegase. Todavía pensó en volver atrás, pedir abrigo en la aldea hasta que el banco de niebla se deshiciera por sí mismo, pero, perdido el sentido de orientación, confundidos los puntos cardinales como si estuviese en un espacio exterior del que nada supiera, no encontró mejor respuesta que sentarse otra vez en el suelo y esperar que el destino, la casualidad, la suerte, cualquiera de ellos o todos juntos, trajeran a los abnegados voluntarios hasta el minúsculo palmo de tierra en que se encontraba, como una isla en el mar océano, sin comunicaciones. Con más propiedad, una aguja en un pajar. Al cabo de tres minutos, dormía. Extraño animal es este bicho hombre, tan capaz de tremendos insomnios por culpa de insignificancias como de dormir a pierna suelta en vísperas de la batalla. Así sucedió. Entró en el sueño, y es de creer que todavía hoy estaría durmiendo si salomón no hubiera soltado, de repente, en cualquier lugar de la niebla, un barrito atronador cuyos ecos podrían haber llegado hasta las distantes orillas del ganges. Aturdido por el brusco despertar, no consiguió distinguir en qué dirección podría estar el emisor sonoro que había decidido salvarlo de un congelamiento fatal, o peor aún, de ser devorado, porque esto es tierra de lobos, y un hombre solo y desarmado no tiene salvación ante una jauría o un simple ejemplar de la especie. La segunda llamada de salomón fue más potente aún que la primera, comenzó siendo una especie de gorgoteo sordo en los abismos de la garganta, como un redoble de tambores, a la que inmediatamente sucedió el clangor sincopado que forma el grito de este animal. El hombre ya va atravesando la bruma como un caballero disparando la carga, de lanza en ristre, mientras mentalmente implora, Otra vez, salomón, por favor, otra vez. Y salomón le respondió, soltó un nuevo barrito, menos fuerte, como de simple confirmación, porque el naufrago que era ya dejaba de serlo, ya se va acercando, aquí está el carro de intendencia de la caballería, no se le pueden distinguir los pormenores porque las cosas y las personas son como borrones indistintos, otra idea se nos ocurre ahora, bastante más incómoda, supongamos que esta niebla es de las que corroen las pieles, la de las personas, la de los caballos, la del propio elefante, pese a su grosor, que no hay tigre que le meta el diente, las nieblas no son todas iguales, un día se gritará, gas, y ay de aquel que no lleve en la cabeza una celada bien ajustada. A un soldado que pasa, llevando el caballo de las riendas, el naufrago le pregunta si los voluntarios ya han regresado de la misión de salvamento y rescate, y éste respondió a la interpelación con una mirada de desconfianza, como si tuviera delante a un provocador, que haberlos los había en abundancia en el siglo dieciséis, basta consultar los archivos de la inquisición, diciendo secamente, Dónde has ido a buscar esas fantasías, aquí no ha habido ninguna petición de voluntarios, con una niebla así la única actitud sensata es la que adoptamos, mantenernos juntos hasta que se levantara por sí misma, además, pedir voluntarios no es muy del estilo del comandante, en general se limita a apuntar tú, tú y tú, vosotros, adelante, marcha, el comandante dice que, héroes, héroes, o vamos a serlos todos, o nadie. Para hacer más evidente las ganas de acabar la conversación, el soldado subió rápidamente sobre el caballo, dijo hasta luego y desapareció en la niebla. No iba satisfecho consigo mismo. Había dado explicaciones que nadie le pidió, realizado comentarios para los que no estaba autorizado. Sin embargo, le tranquilizaba el hecho de que el hombre, aunque no parecía tener el físico adecuado, debería pertenecer, otra posibilidad no cabía, que se sepa, al grupo de los que fueron contratados para ayudar a tirar y empujar los carros de bueyes en los pasos difíciles, gente de pocas hablas y, en principio, de escasísima imaginación. En principio, dígase así, porque al hombre perdido en la niebla imaginación no parece haberle faltado, vista la ligereza con que sacó de la nada, de lo no acontecido, los voluntarios que deberían haber acudido a salvarlo. Afortunadamente para su credibilidad pública, el elefante es otra cosa. Grande, enorme, barrigudo, con una voz capaz de asustar a los menos timoratos y una trompa como no la tiene ningún otro animal de la creación, el elefante nunca podría ser producto de una imaginación, por muy fértil y propensa al riesgo que fuese. El elefante, simplemente, o existía, o no existía. Es por tanto hora de visitarlo, hora de agradecerle la energía con que usó la salvadora trompeta que dios le dio, si ese sitio fuera el valle de josefat habrían resucitado los muertos, pero siendo sólo lo que es, un pedazo bruto de tierra portuguesa ahogado por la niebla donde alguien, quien, estuvo apunto de morir de frío y de abandono, diremos, para no perder del todo la trabajosa comparación en que nos metimos, que hay resurrecciones tan bien administradas que llega a ser posible su ejecución antes de que le sucedan al propio sujeto. Era como si el elefante hubiese pensado, Ese pobre diablo va a morir, voy a resucitarlo. Y aquí tenemos al pobre diablo deshaciéndose en agradecimientos, jurando gratitud para toda la vida, hasta que el cornaca se decidió a preguntarle, Qué es lo que el elefante ha hecho para que le estés tan agradecido, De no ser por él, yo habría muerto de frío o habría sido devorado por los lobos, Y cómo consiguió eso, si no ha salido de aquí desde que se despertó, No ha necesitado salir de aquí, fue suficiente que soplara su trompeta, yo estaba perdido en la niebla y fue su voz la que me salvó, Si alguien puede hablar de las obras y de los hechos de salomón, soy yo, que para eso soy su cornaca, por tanto no vengas con esas tretas de que has oído un barrito, Un barrito, no, los barritos que estas orejas que la tierra ha de comerse fueron tres. El cornaca pensó, Este fulano está loco de atar, se le fue la cabeza con la fiebre de la niebla, eso es lo más seguro, de casos semejantes se ha oído hablar, Después, en voz alta, Para no quedarnos aquí discutiendo barrito sí, barrito no, barrito quizás, pregúntale a esos hombres que vienen por ahí si han oído algo. A los hombres, tres bultos cuyos difusos contornos parecían oscilar y temblar a cada paso, daban inmediatas ganas de preguntarles, Adónde queréis ir con semejante tiempo. Sabemos que no era ésta la pregunta que el maníaco de los barritos les hacía en este momento, y sabemos la respuesta que le estaban dando. Lo que no sabemos es si alguna de estas cosas están relacionadas unas con otras, y cuáles, y cómo. Lo cierto es que el sol, como una inmensa escoba luminosa, rompió de repente la niebla y la empujó a lo lejos. El paisaje se hizo visible en aquello que siempre había sido, piedras, árboles, barrancos, montañas. Los tres hombres ya no están aquí. El cornaca abre la boca para hablar, pero vuelve a cerrarla. El maníaco de los barritos comenzó a perder consistencia y volumen, a encogerse, se hizo redondo, transparente como una pompa de jabón, si es que los pésimos jabones que se fabricaban entonces eran capaces de formar esas maravillas cristalinas que alguien tuvo el genio de inventar, y de repente desapareció de la vista. Hizo plof y se esfumó. Hay onomatopeyas providenciales. Imagínense que teníamos que describir el proceso de evaporación del sujeto con todos los pormenores. Serían necesarias, por menos, diez páginas. Plof.

Para ver el fragmento en el sitio oficial de José Saramgo da clic AQUÍ y despues da clic en la palabra "ver" que esta sobre el elefante negro.
Fotografía: Tania8a FIL 2004